
El Peugeot 505 hizo historia por ser la última berlina de la marca francesa con tracción trasera, por su comportamiento dinámico y la solidez en los terrenos más difíciles. Por eso aún hoy que se cumple su 40° aniversario sigue siendo recordado.
Con un exterior audaz y dinámico, firmado por Pininfarina, y un interior elegante diseñado por Paul Bracq, conocido por su trabajo en modelos de Mercedes y BMW entre los años 50 y 70, el 505 se comercializó entre 1979 y 1997. En estas casi dos décadas, superó los 1.300.000 vehículos producidos, logrando un éxito comercial en mercados tan difíciles como el estadounidense.
El modelo fue uno de los iniciadores del concepto World Car, un vehículo con prestaciones capaces de satisfacer las necesidades de mercados muy diversos. Solo basta con ver la lista de países en los que se fabricó: Francia, España, Chile, Egipto, Argentina, Nueva Zelanda o, incluso, China e India.

El Peugeot 505 llegó al mercado en 1979 con el desafío de sustituir al Peugeot 504, un modelo que marcó una época en la historia de las grandes berlinas de la Marca y que definió el estilo Peugeot gracias a su perfil dinámico y sus emblemáticos faros, inspirados en los ojos de la actriz italiana Sofía Loren.
La difícil misión la cumplió con creces, si nos fijamos en su trayectoria comercial, con 1.351.254 unidades vendidas hasta 1997, año en el que finalizó su fabricación en China.
Su robustez y su solvencia en ruta y caminos en mal estado siguen siendo legendarias y fueron clave en su éxito en África, en América Latina y en Extremo Oriente. Regiones del planeta en las que aún circulan como el primer día, unidades del Peugeot 505 que marcan 500.000 kilómetros o, incluso, 1.000.000 kilómetros en su cuentakilómetros. Todo un antecesor de la actual gama SUV del León.

Esta solidez también se tradujo en una gran polivalencia. En los distintos mercados en los que se comercializó fue ambulancia, vehículo policial, automóvil militar, coche fúnebre e, incluso pick-up doble cabina. Dangel llegó a preparar una versión 4×4 asociada al motor turbodiésel de 110 CV.
Sus posibilidades se multiplicaron exponencialmente con el lanzamiento de su versión familiar, presentada en el Salón de Ginebra de 1982. Este espacioso break fue un ejemplo de modularidad décadas antes de que este concepto se pusiera de moda: permitía disponer de 3 filas de asientos y acoger hasta 8 pasajeros. Esta capacidad le hizo popular tanto entre las familias numerosas como entre los profesionales del taxi, que ya confiaban plenamente en este modelo por su fiabilidad. De hecho, esta versión compitió con éxito frente a los primeros monovolúmenes que fueron llegando al mercado.

 
                                  
	                     
                                  
	                     
                                  
	                     
                                  
	                     
                                  
	                     
                                  
	                     
                                  
	                     
                                  
	                     
                                  
	                     
                                  
	                    