A 380 km de Salta capital y a 5km de Tolar Grande, aparece este oasis de agua turquesa en plena Puna.
Tres lagunas de color turquesa en medio de un salar blanco, a 5 kilómetros de la localidad de Talar Grande, forman un escenario natural incomparable. Se puede acceder hasta allí en micro o en auto y el viaje realmente vale la pena porque el trayecto es toda una aventura entre un camino en zig zag, conocido como Las Siete Curvas, pendientes de montaña, cerros y la Quebrada del Toro, por donde pasa el Tren de las Nubes.
Se llaman así porque los primeros pobladores que arriban al lugar en la década del 40 decían que se trataba del agua del océano Pacífico (que está a unos 400 kilómetros) que llegaba hasta estas salinas formadas por acción volcánica a través de filtraciones subterráneas.
La realidad es que todas las laderas de este sector de la Puna eran volcanes que eruptaron mucha sal. El agua acumulada de las lluvias pasó por debajo de la sal y luego por un proceso de erosión, cuando ingresa el oxígeno, el agua brota formando estos maravillosos ojos.
Hace unos años, el CONICET descubrió la presencia de estromatolitos, unos microorganismos especializados en transformar el dióxido de carbono en oxígeno que datan de hace miles de millones de años. Son piedras vivas que al morir permanecen en el tiempo como fósiles. Aunque no puedan verse por el ojo humano, tienen un alto valor científicos.
El descubrimiento fue muy importante ya que se pensaba que allí, por la altura y las condiciones climáticas adversas, era imposible encontrar formas de vida. Por ello, las autoridades locales hicieron un estacionamiento y varios senderos para protección del lugar, al que solo se accede caminando.